sábado, 2 de octubre de 2010

Leónidas I


Leónidas I:
"¡Tonight we dine in hell!"




El 17.º rey de Esparta, Leónidas I, ha muerto esta mañana alcanzado por una flecha enemiga.

La guerra se nos ha arrojado encima como un tsunami enviado por Poseidón, y este valeroso hombre decidió partir con un puñado de soldados a detener el avance de Jerjes I, el rey persa, pero consiguió la muerte por la flecha de uno de los arqueros medos del enemigo. Lamentablemente los espartanos que quedaban con él no pudieron rescatar el cuerpo y también fueron asesinados por el cruel rey persa, sin embargo, aquella valerosa batalla de cinco días da nuevas esperanzas a los griegos.

Leónidas nació un 11 de agosto del año 521 a. C. en la ciudad Homónima. Sucedió el trono de su hermanastro Cleómenes I y se casó con su hija; Gorgo.
Algunos lo recuerdan como un gran hombre de armas, estratega de corazón y maestro de las técnicas de combate cuerpo a cuerpo de la Edad de Bronce.

En la Primera Guerra Médica, en 480 a. C., nuestra república, Grecia, estaba amenazada por la invasión persa, en manos del tiránico Rey Jerjes I. Gracias a esto, Esparta y Atenas dejaron de lado sus rivalidades y unieron fuerzas para combatir la amenaza que nos hostigaba.
Los espartanos tuvieron el honor de luchar contra los persas por tierra, mientras que Atenas se encargó del mar. A pesar de todo esto, los éforos de Esparta enviaron a Leónidas al frente de tan sólo 300 hoplitas y 4.000 soldados aliados, para combatir ante 125.000 hombres.

Leónidas dijo en una conversación con sus soldados antes de partir: “Los éforos están corruptos de poder, y estoy casi seguro de que quieren derrocar mi gobierno por medio de esta batalla. Sin embargo, no vamos a encausarnos en una guerra contra los nuestros en tiempos tan vertiginosos, así que encarnizaremos esta lucha contra los persas e intentaremos cambiar esta realidad que nos amenaza, aunque sea con pocos hombres.”

A pesar del poco poder militar que los magistrados le otorgaron a Leónidas, éste apenas sentía miedo por su futuro, y esta seguridad fue compartida por sus soldados, que se mostraron siempre leales:

“Es verdaderamente frustrante que tengamos que marchar con tan pocos soldados. Sé que se acercan las fiestas Carneas y se prohíbe sacar tropas fuera de la ciudad en este tipo de celebraciones, pero creo que si no lo hacemos en este preciso instante la ciudad arderá en llamas”, dijo uno de los soldados mientras sostenía con fuerza el envaine de su espada y su mirada se perdía en el horizonte antes de partir.

A todo esto, hay una gran expectativa en toda Grecia, ya que, según ciertos rumores, una oráculo había vaticinado que todos los estados griegos, incluyendo Esparta, sólo podrían ser salvados con la muerte de uno de sus reyes, a lo que Leónidas habría respondido: “Yo soy ese rey”. Quizás -y esperemos que así sea-, con este hecho trágico la profecía se cumpla.

“Todavía recuerdo con humor el día en que el rey, al pedido de Jerjes I de que entregue sus armas, le contestó “Ven a buscarlas”. Todos reímos y nuestra confianza para la guerra se vio engrandecida por varias situaciones símiles. Siempre fue un hombre valiente y con ese carácter lacónico típico de los espartanos”, recuerda Hípalos, uno de los soldados que fue enviado de vuelta por el rey al tercer día del combate.

A pesar de todo, la guerra no ha acabado, y esperamos al menos un soldado relate con detalle lo ocurrido en el campo de batalla en esos cinco días de expectación desde que el rey partió.

Concluyendo: es de esperar que por estos días nos encontremos dolidos por la pérdida de Leónidas, pero no hay que bajar los brazos en esta gran batalla. Esperamos que el entierro sea algo especial, una gran conmemoración para un rey especial.

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